El poder sanador del círculo

Sacarse, los zapatos, sentir la tierra cerca de nuestro cuerpo, hacer una ronda...

Sentarse en círculo es sanador. El círculo genera en el espacio interno una fuerza energética y gravitacional que según algunos estudios emularía a la dinámica atómica. Así cuando estamos en círculo algunos "átomos" se comportan de manera diferente; algunos solo nos mantenemos a gusto en ese círculo, otros nos resistimos pero permanecemos en el lugar y otros simplemente nos levantamos damos vueltas alrededor, regresamos, volvemos a salir.

En círculo podemos concentrar la energía de las emociones y los pensamientos para actuar sobre la realidad , cambiar la energía del lugar y de cada ser que comparte el círculo modificando incluso la genética de los cuerpos físicos, y cual efecto mariposa expandir esa energía curativa más allá de los límites de la ronda.

Impresiona darnos cuenta de la sabiduría natural que habita en nosotros, ya que hacer una ronda alrededor de una mesa, con amigos, para jugar, para conversar, para compartir es un acto cotidiano, un ritual de amistad y amor que intuitivamente realizamos los seres humanos .

Tomar conciencia del estado en que entramos al círculo y el estado en el que nos encontramos cuando salimos de él, nos puede dar una idea más profunda del poder sanador sobre nuestra vida que el círculo posee.

Los círculos se forman naturalmente, cumplen con su función y se desarman también de manera natural, no forzada, pero podemos utilizar el poder del círculo intencionalmente, en la escuela, en talleres, en dinámicas grupales, en el hogar cuando queremos generar "esa energía creadora" del círculo.

En círculo aprendemos mejor, nos relacionamos mejor, podemos expresar mas concientemente nuestras emociones, vencer la timidez y el miedo, en círculo podemos sentir el amor incondicional , sanarnos y sanar al mundo.